Not a single reason

NOT A SINGLE REASON

The Falklands, April 1982

 

Red litany of bullets

Glacial grapeshot of blizzard

Plural buzz of missiles

Skies of thundering flashes.

There it was, his lunar face,

Sunk in pain, but no plea,

Agonising and proud

Like the sun when it falls

On the glowing bed of the west.

 

I didn’t get the questions

Raised by the steel in your eyes,

I couldn’t follow the language, oh soldier,

Boosting your final shakes. 

I didn’t know how this ambush 

Was envisaged for us to gather,

Levelled by barren

Unchartered latitudes.

I couldn’t see who filled our hands with hate.

In my country, a lady of iron in search of infinity, and in yours

The eagle’s docile front men

Waving messianic fists.

 

There it was, a trail of unique,

Total, anonymous blood.

I ceased to point to his innocence

As it drowned in the sludge.

I turned round and calmly walked

Towards my own roaring side.

There was not, in the annals of folly,

A single reason to kill him.

 

Translated from the original with a change of national perspective as suggested by the author

 

Translated by Poesía Indignada

Copyright © 2013. Ariel Alejandro Giacardi

Todos los derechos reservados. All rights reserved

 

 

ORIGINAL POEM IN SPANISH

 

NI UNA SOLA RAZÓN

Islas Malvinas, abril de 1982

 

La letanía roja de las balas,

la metralla glacial de la ventisca,

el zumbido plural de los misiles

y un cielo de relámpagos.

Estaba frente a mí, lunado el rostro,

hincado en el dolor pero sin súplicas,

orgulloso y agónico

como el sol cuando cae

sobre el ardiente lecho del ocaso.

 

No supe qué preguntas el acero

de tus ojos me hacía,

ni comprendí el idioma que alentaba

en tus temblores últimos, soldado.

Yo tampoco sabía cuál designio

nos congregó en las mismas emboscadas,

igualados por yermas

latitudes incógnitas,

ni quién nos puso el odio entre los brazos.

En tu país, una mujer de hierro

buscando perpetuarse, y en el mío

los testaferros dóciles del águila

con sus puños mesiánicos.

 

Estaba frente a mí, como un reguero

de sangre única, total y anónima,

y dejé de apuntar a su inocencia

sumergida en el fango.

Me volví y caminé pausadamente

hacia el fragor que me pertenecía.

No había en los anales del desquicio

ni una sola razón para matarlo.

 

Copyright © 2013. Ariel Alejandro Giacardi

Todos los derechos reservados. All rights reserved

 

e-mail: agiacardi@hotmail.com

http://nodejesqueamanezca.blogspot.co.uk/

Ni una sola razón

NI UNA SOLA RAZÓN

Islas Malvinas, abril de 1982

 

La letanía roja de las balas,

la metralla glacial de la ventisca,

el zumbido plural de los misiles

y un cielo de relámpagos.

Estaba frente a mí, lunado el rostro,

hincado en el dolor pero sin súplicas,

orgulloso y agónico

como el sol cuando cae

sobre el ardiente lecho del ocaso.

 

No supe qué preguntas el acero

de tus ojos me hacía,

ni comprendí el idioma que alentaba

en tus temblores últimos, soldado.

Yo tampoco sabía cuál designio

nos congregó en las mismas emboscadas,

igualados por yermas

latitudes incógnitas,

ni quién nos puso el odio entre los brazos.

En tu país, una mujer de hierro

buscando perpetuarse, y en el mío

los testaferros dóciles del águila

con sus puños mesiánicos.

 

Estaba frente a mí, como un reguero

de sangre única, total y anónima,

y dejé de apuntar a su inocencia

sumergida en el fango.

Me volví y caminé pausadamente

hacia el fragor que me pertenecía.

No había en los anales del desquicio

ni una sola razón para matarlo.

 

Copyright © 2013. Ariel Alejandro Giacardi

Todos los derechos reservados. All rights reserved

 

e-mail: agiacardi@hotmail.com

http://nodejesqueamanezca.blogspot.co.uk/

 

TRADUCCIÓN AL INGLÉS (con cambio de perspectiva nacional siguiendo sugerencia del autor)

 

NOT A SINGLE REASON

The Falklands, April 1982

 

Red litany of bullets

Glacial grapeshot of blizzard

Plural buzz of missiles

Skies of thundering flashes.

There it was, his lunar face,

Sunk in pain, but no plea,

Agonising and proud

Like the sun when it falls

On the glowing bed of the west.

 

I didn’t get the questions

Raised by the steel in your eyes,

I couldn’t follow the language, oh soldier,

Boosting your final shakes. 

I didn’t know how this ambush 

Was envisaged for us to gather,

Levelled by barren

Unchartered latitudes.

I couldn’t see who filled our hands with hate.

In my country, a lady of iron In search of infinity, and in yours

The eagle’s docile front men

Waving messianic fists.

 

There it was, a trail of unique,

Total, anonymous blood.

I ceased to point to his innocence

As it drowned in the sludge.

I turned round and calmly walked

Towards my own roaring side.

There was not, in the annals of folly,

A single reason to kill him.

 

Traducido por Poesía Indignada

Copyright © 2013. Ariel Alejandro Giacardi

Todos los derechos reservados. All rights reserved

Infusión de nube

INFUSIÓN DE NUBE

 

Hoy el ministro ha dicho que la vida,

amigos, que la vida

cuesta cada vez menos

                                      y nosotros

que la vemos pasar cada mañana

con una cinta azul en su cabello

y una falda brevísima,

nosotros que la vemos desde el fondo

de nuestro corazón subarrendado

donde el amor también es un remiendo,

y no a través de un álgebra marchita

que repite sus pulcros logaritmos,

sus índices enfermos;

nosotros que la vemos despeinarse

hebra por hebra, lágrima por lágrima,

desde el ojo nutricio de los cuencos

y no desde la asepsia

de un vigésimo piso

donde todo sucede como un eco,

nosotros que entendemos su lenguaje

de pura maravilla derrumbada,

su número de piedra indivisible,

nosotros sí sabemos

en cuánto escaparate está la vida

y cuál es su valor

                             y cuál su precio;

la compras al anciano ambulatorio

que la diluye en llanto al dos por ciento;

la compras por monedas en la esquina

de un madrugón oscuro y sin escarchas

con rodajas de luna sobre el sexo,

o a tanto mercader como paloma

que volara celestes hospitales

con sus alas a sueldo;

o al niño que en sus manos de limosna

aprieta los conjuros vergonzosos

de un hambre combatiente,

de pesadillas largas,

                                 sin trincheras

ni bastiones de pan amanecido

por las grietas del tiempo.

Entonces, no es noticia

que nos han devaluado la esperanza

y establecido turbias hipotecas

sobre cada fracción de nuestros sueños;

que a la vida le han puesto cuatro cifras

y un punto decimal

                               por lo que fuera,

nosotros sí sabemos,

porque, a veces, total y naufragada,

la encontramos inscripta en el cansancio,

adherida al reverso de la noche

con un nudo de sombras en el cuello

y le arrojamos agua milagrosa

sobre la curva leve de los párpados

y en la rosa febril de sus mejillas

concebimos un beso,

y le damos jarabe de luciérnagas

y una infusión de nube

                                    y la arropamos…

Porque, a pesar de todo, algunas veces,

se nos muere de frío y de silencio.

Entonces, que el ministro no nos diga

cuánto vale la vida,

                              cuánto cuesta

ni en dónde se refugia cuando el mundo

establece su cólera de abismo,

                                                 que nosotros…

nosotros sí sabemos.

 

Copyright © 2013. Ariel Alejandro Giacardi

Todos los derechos reservados. All rights reserved

 

e-mail: agiacardi@hotmail.com

A veces no alcanza

A VECES NO ALCANZA

Argentina, 1976

 

Yo recuerdo una muerte igualitaria,

una muerte de sálvese quien pueda,

una muerte de bomba por las dudas,

para echarte de menos.

Yo recuerdo los días maniatados

cuando cada noticia era un derrumbe

y andaba la sospecha merodeando

en todas las esquinas, como un perro,

y la patria sangraba por los ojos

y por los sindicatos, por los sótanos

y llovían esquirlas y consignas

y llovían los muertos

y no era napalm pero dolía

porque a veces no alcanza la inocencia

ni quedarse en la orilla

ni aducir el silencio;

la inquietud anunciaba sus trincheras

y mi madre decía                    subversivo

como quien dice                     es mi última palabra

o                   no tiene remedio.

Y es obvio que en alguna desmemoria

se nos perdió una gota de semántica

ya que tampoco entonces me explicaron

por qué la subversión era una alquimia,

una reacción tan poco convincente,

una bala en la frente de tu miedo;

aunque de todos modos, nadie tuvo

tiempo siquiera para ser explícito,

para darme una pista, un cabo suelto.

Menos mal que a las pocas disidencias

llegaron los profetas del exilio

con sus hachas de fuego

y dieron otro nombre al holocausto

y amputaron un brazo a la justicia

(por supuesto el izquierdo)

y con un habeas corpus se limpiaron

la suela de sus botas, menos mal,

menos mal que vinieron,

así la subversión y su vergüenza

se fueron yendo, entre otras acepciones,

de la mano de otros ultraísmos

y ahora no sabemos

en qué estallido terminó el espanto

y en qué tortura comenzó el infierno.

 

Copyright © 2013. Ariel Alejandro Giacardi

Todos los derechos reservados. All rights reserved

 

e-mail: agiacardi@hotmail.com

Por una sola vez

POR UNA SOLA VEZ

 

La poesía no está en primera plana,

casi nunca es noticia

porque

           claro

                   no estalla,

                                     no malnutre,

no agoniza en urgentes hospitales

ni lucra con los órganos de nadie,

no amanece sangrando,

                                      no asesina,

no se roba un millón,

                                  no se postula

a la vice vergüenza,

                                no protesta

cuando un golpe de pan exasperado

nos conmueve las vísceras.

La poesía no está en ninguna tapa

porque no tiene senos como nardos

ni se pone vestidos espantosos

(pero eso sí: carísimos)

y desde luego nunca estuvo en Botnia

viendo caer la tarde

                                 pero muerta

sobre un lecho de uñas como esquirlas.

Tampoco se parece a los ministros

ni a los embajadores del ocaso,

no vende sueños,

                            no regala nada,

no está bajo sospecha,

                                    no compra su albedrío,

no le arranca la venda a la justicia.

Pero sería hermoso abrir el diario

y enterarse de que

                              en alguna parte

ha hecho impacto el misil de una metáfora

conmocionando el talle de la inercia;

sería todo un vínculo

que nos matara un golpe de elegía;

escuchar en la radio que el gobierno

de un país sin cesuras militares

invade a su vecino poco clásico

con acentos internos,

sinalefas de salva,

con el vuelo rasante de una lira.

Sería, digo, todo un precedente

asustar con una oda,

con el ojo parcial de alguna elipsis,

con la nariz de un verso

                                       a los cronistas,

que marcharan de a ocho los soldados

a paso de romance,

por calles de papel, con una endecha

y un ex libris de viento por insignia.

Sería todo un cambio de estrategia

llorar con veinte lágrimas pareadas,

estornudar un juicio consonante

sobre el arte mayor de tus caderas

y que a nadie le importe

lo que diga la crítica,

y ver a los campeones de la usura

por una sola vez

                           (y por ejemplo)

por una sola vez

                           contando sílabas.

 

 

Ariel Alejandro Giacardi

Copyright © 2013. De “HISTORIAS DE UNO”, Impresos S.A.-2005

Todos los derechos reservados. All rights reserved

 

e-mail: agiacardi@hotmail.com