Infusión de nube

INFUSIÓN DE NUBE

 

Hoy el ministro ha dicho que la vida,

amigos, que la vida

cuesta cada vez menos

                                      y nosotros

que la vemos pasar cada mañana

con una cinta azul en su cabello

y una falda brevísima,

nosotros que la vemos desde el fondo

de nuestro corazón subarrendado

donde el amor también es un remiendo,

y no a través de un álgebra marchita

que repite sus pulcros logaritmos,

sus índices enfermos;

nosotros que la vemos despeinarse

hebra por hebra, lágrima por lágrima,

desde el ojo nutricio de los cuencos

y no desde la asepsia

de un vigésimo piso

donde todo sucede como un eco,

nosotros que entendemos su lenguaje

de pura maravilla derrumbada,

su número de piedra indivisible,

nosotros sí sabemos

en cuánto escaparate está la vida

y cuál es su valor

                             y cuál su precio;

la compras al anciano ambulatorio

que la diluye en llanto al dos por ciento;

la compras por monedas en la esquina

de un madrugón oscuro y sin escarchas

con rodajas de luna sobre el sexo,

o a tanto mercader como paloma

que volara celestes hospitales

con sus alas a sueldo;

o al niño que en sus manos de limosna

aprieta los conjuros vergonzosos

de un hambre combatiente,

de pesadillas largas,

                                 sin trincheras

ni bastiones de pan amanecido

por las grietas del tiempo.

Entonces, no es noticia

que nos han devaluado la esperanza

y establecido turbias hipotecas

sobre cada fracción de nuestros sueños;

que a la vida le han puesto cuatro cifras

y un punto decimal

                               por lo que fuera,

nosotros sí sabemos,

porque, a veces, total y naufragada,

la encontramos inscripta en el cansancio,

adherida al reverso de la noche

con un nudo de sombras en el cuello

y le arrojamos agua milagrosa

sobre la curva leve de los párpados

y en la rosa febril de sus mejillas

concebimos un beso,

y le damos jarabe de luciérnagas

y una infusión de nube

                                    y la arropamos…

Porque, a pesar de todo, algunas veces,

se nos muere de frío y de silencio.

Entonces, que el ministro no nos diga

cuánto vale la vida,

                              cuánto cuesta

ni en dónde se refugia cuando el mundo

establece su cólera de abismo,

                                                 que nosotros…

nosotros sí sabemos.

 

Copyright © 2013. Ariel Alejandro Giacardi

Todos los derechos reservados. All rights reserved

 

e-mail: agiacardi@hotmail.com

2 comentarios en “Infusión de nube

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