PIDO LA PALABRA
Jesús fue un gran rabino.
Nada más y nada menos
que un rabino revolucionario.
Pedía más humanidad para el pobre
y menos piedras para la prostituta.
Pero alzaron sus voces
los fariseos y los poderosos.
Por eso más o menos
fue en la cruz cru-ci-fi-ca-do.
Así le fue al inventor de la fe.
Pero los gerentes de sus templos
… son san-ti-fi-ca-dos.
Pablo es como el insolente rabino:
con la lengua y la melena del rebelde
pero sin la túnica sagrada.
Y también más o menos agrada
y le llama al pan, pan, y al vino, vino.
Pide un salario digno y no paupérrimo.
Pide menos piedras para dueñas de úteros,
menos pelotas de goma para ojos y testículos.
Y pide más dignidad para los desahuciados.
Y digo yo … ¿ es esto pedir demasiado ?.
Naturalmente que es pedir demasiado:
¡ populista, grosero, bolivariano !.
Peligran las prebendas de los notarios
y los secretos de las castas. Se comprende
la ira de los afortunados. De los elegidos
por los dedos de divinas amistades.
Pero yo me pregunto, Pablo:
¿ qué magos nos acompañan ?
¿ y alcanzará la fe para obrar el misterio ?
¿ multiplicarás los panes y los vinos ? .
Pido disculpas a los peritos en maravillas.
¡ Hay tan pocos peces ya en los lagos !.
Porque siempre fue embarazoso
concebir milagros sin experiencia.
Porque hay fariseos planetarios …
quise decir intereses planetarios.
Pues el dinero nunca duerme
y Judas acecha en el huerto.
Y en el país de los godos
cada pueblo es un reino
y cada súbdito un soberano.
Calculad bien los milagros
porque … ¿ volverás a la cruz ?
ofrecido en un altar sagrado
al voraz vecindario.
¿ Volverás, Sangre, al vino,
y tú, Vino, a la liturgia,
y tú, Dolor, a un nuevo evangelio ?
Copyright © 2014. Adolfo Escat
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